lunes, 4 de marzo de 2013

esquirlas

Te mostré mi mano y con ella los 80 dedos con que tocaba un piano de teclas rojas. Tú, amputaste piadosamente, mis 5 mejores dedos, para guardarlos en formol y mirarlos fijamente desde la mesa de la cocina, mientras saboreabas tu café con leche y 5 cucharadas de azúcar, una por cada uno de mis dedos. Mi venganza, fué señalarte desde el frasco y con el resto de mis 75 dedos tocar una marcha fúnebre todas las noches de tu vida. No pudiste dormir, ni cerrar los ojos y el sueño, el tuyo y el mio, arrastraba nuestros cuerpos, como hologramas, sobre muros de cemento, flacidez sobre rigidez....Esquirlas de mi piel cerca de tí, oliendo la traición, sabiendo que la belleza efímera o circunstancial destruiria la tortura.